Fue un día muy especial que vivimos con muchísima ilusión, y...! no era para menos!
Todos íbamos a vestidos para la ocasión, no se lució mucho, porque hacía algo de frío, pero el mero hecho de llevarlo nos hacía sentirnos Caballeros y Damas. El día anterior, cuentan las malas lenguas, que Burbuja llegó a la clase, se tocó los dedos índices y desapareció. Sólo quedo su vestido y su sorpresa... Unos maravillosos trajes, preparados por un grupo de mamás a las cuales les doy MIL GRACIAS por preparárnoslos tan bien.
De modo que tras un largo viaje ( 40 km. aprox) llegamos ilusionados al Castillo, que veíamos completamente nuevo, porque comparado con el de Alarcos, cualquiera nos lo parecía.
Y ayudados por 4 papás y mamás, Felipe, Alejandra y Maru, ¡¡¡¡comenzamos la aventura!!!
Comprobamos que efectivamente los castillos fortaleza, como los españoles, se construían en lo alto de las montañas.
Y que, con las mismas rocas que había en el lugar, lo construían.
Nos hizo mucha ilusión pasar por la puerta y el rastillo, que imponía un poco.
Y seguíamos subiendo, y subiendo,...
Por fin llegamos al Castillo, llamamos y nos encontramos con Rosario, una sirvienta del Castillo. Nos explicó que estaban en guerra con los Almohades, y que si los habíamos visto. El sitio por el que pasamos era donde los Caballeros dejaban sus caballos.
Acompañamos a Rosario por el Castillo, nos explicó que un camino se hizo gracias al rey Felipe II, nos hablaba de las piedras con las que construían, nos fijábamos en lo alto que era, y en el suelo porque nosotros estamos más acostumbrados a caminar por suelo liso (chicos de ciudad, claro).
Nos llevó a la calle de los Artesanos para encontrarnos con ... ¡¡Casilda!! La mujer del molinero.
Con gran paciencia y metida en su papel, nos enseñó el lugar dónde conseguían la harina para hacer pan... el molino. Nos explicó cómo una mula daba vueltas y vueltas toooodo el día para hacer funcionar al molino y moler el trigo.
Justo detrás de Casilda, que se extrañaba de que nosotros fuéramos a comprar a Mercadona o Eroski, estaba el abrevadero, donde las mulas bebía, porque pasaban todo el día allí.
Salimos del Molino y fuimos a buscar al Caballero del Castillo.
Y en la foto de abajo, todos estábamos maravillados ante el Rosetón tan impresionante de la capilla del Castillo.
Sí, el Caballero estaba dentro... pero un poco sordo, ... tuvimos que llamarlo varias veces hasta que nos dió la orden de pasar. Estaba rezando porque los escuderos que iban a ser nombrados caballeros tenían que pasar toda la noche rezando (eso se nos olvidó).
Allí nos recibió, y nos preguntó por nuestras armas...¡vaya, nos las dejamos en el cole! Porque además somos Caballeros de la Paz, y creemos que se puede luchar dialogando.
Hicimos nuestro juramento de Caballeros:
NOSOTROS, LOS CULIPARDOS
JURAMOS:
SEGUIR A NUESTROS COMPAÑEROS
Y AYUDARLES ANTE CUALQUIER ADVERSIDAD,
TANTO EN LA CLASE DEL HOMENAJE
COMO EN EL PATIO DE ARENA,
OBEDECER SIEMPRE A LA “SEÑO”
Y A NUESTRAS FAMILIAS,
NO RETROCEDER JAMAS ANTE EL ENEMIGO
Y DEFENDER EL BIEN FRENTE AL MAL.
Y, después, Casilda y Rosario, nos fueron llevando de dos en dos ante el Caballero, en una ceremonia amenizada por unos cánticos gregorianos y en un entorno insuperable.
Tras esta ceremonia estábamos preparados para luchar contra el enemigo.
El Caballero nos guió hacia la Torre del Homenaje, que era dónde él vivía... acompañados en todo momento por Casilda y Rosario, que nos ayudaban en todo.
Nos mostraba partes del Castillo que no conocíamos, como un decantador de agua de lluvia, que una vez que limpiaba el agua bajaba al aljíbe.
El Caballero fue a vigilar si venía el enemigo, mientras que Casilda y Rosario nos explicaban cómo se vestía un caballero cristiano y uno almohade.
Tuvimos la suerte de ponernos una cota de maya, que protegía la cabeza el caballero, y pesaba... ufff
Silvia
Sandra
O Álvaro... las probaron
E incluso Rafa, el papá de Manuel, que lució como un auténtico caballero medieval.
Raudo bajó el Caballero y anunció que el enemigo se aproximaba... y que como no habíamos traído armas utilizaríamos nuestro ingenio.
Por grupos... unos tocaríamos unas trompetas
Otros haríamos sonidos de aves.
Otros seríamos los tambores.
Otros gritaríamos
Y así, hicimos tanto ruido, que el enemigo creyó que éramos cientos sino miles de caballeros calatravos los que estábamos en el Castillo...
Y huyeron derrotados... con el ingenio y la astucia... también se lucha.
Después de esta no-lucha, nos dirigimos hacia el convento. Los caballeros Calatravos, eran monjes que se dedicaban a luchar y rezar. Allí nos encontramos con un monje que nos explicó que los monjes pasaban años sin hablar con nadie, porque hacían voto de Silencio (algo bastante complicado de cumplir en muchos de nosotros, empezando por la seño)
Muy atentos, ya que portaba una campanilla, miramos su vestimenta.
Rompió su silencio para decirnos que dos campanas, que ya no estaban, les avisaban de la hora de rezar, de comer, de dormir,...
Y le acompañamos a los dormitorios.
Estrechos y poco cómodos, en los que había camas con colchones de paja...
¡NADA FÁCIL LA VIDA EN UN CASTILLO!
Así que ... cogimos el autobús ...y felices y orgullosos...nos marchamos, de nuevo, al siglo XXI... una época llena de comodidades, ¡¡dónde va a parar!!
Seguro que fue muy emocionante para ellos. Un abrazo.
ResponderEliminarSIIII, Ana, fue super emocionante!!!!
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