Hemos establecido un turno para cambiar cada día a los gusanos de seda. En la hora de nuestro desayuno por parejas mixtas les cambiamos la morera y les limpiamos la caja. Y creedme que es toda una aventura porque la mayoría no se atreven a tocarlos, preguntan que si muerden o pican, o pinchan,... Luego cogen confianza y y se quedan embobados viéndolos comer y moverse, no se acuerdan de que ellos también tienen que desayunar.
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