LA CARA DE DOÑA SARA
Se dibuja un redondel
con un lápiz o un pincel,
con mucho pelo, mucho moño,
ojos, cejas y un retoño;
nariz chata de alpargata,
las orejas como almejas,
los pendientes, relucientes,
las pestañas como arañas,
la boca de pitiminí,
Doña Sara es así.
El cuerpo, otro redondel
grande como un tonel
y en él se dibuja ahora
la falda de la señora;
las piernas flacas,
los zapatos de tacón
con hebilla y con pompón.
¡Qué señora tan señora,
Doña Sara servidora!
Ayer nos enteramos de lo que le pasó una vez a Doña Sara cuando paseaba por la ciudad... ¡¡qué destrozo de faroles!. Escuchad.
Os quedó una doña Sara muy pero que muy bonita. Un biquiño.
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