En casa escaneamos el código y...
¿Unas preguntas?... ¡¡qué nervios!!.. ¿Un robot infantil?... ¡qué bien!
Accidentalmente borré las imágenes del proceso, tendréis que imaginarlo.
Nos encontramos estas preguntas en la pizarra. "¿Qué son?", "¿De qué están hechos?", "¿quién los construye?", "¿para qué sirven?", "Sus leyes según Isaac Asimov". Las comentamos en gran grupo y pasamos a repartirlas por equipos. Cada equipo se organiza para ver quién escribe, qué ponen, cómo lo ponen (qué letras),... Lo hacen en sucio, con total libertad, estamos trabajando y lo que importa no es la estética sino el proceso. Cuando finalizan, (no sin problemas de organización y ejecución) vemos las palabras cómo se escriben correctamente para "pasarlo a limpio",pues nuestras conclusiones las vamos a exponer en el pasillo y deben quedar bien.
Así quedó nuestro mapa conceptual, que nos ha ayudado a organizar las conclusiones de nuestra investigación.
Sin embargo, nuestro premio no acababa de aparecer. Claro, nos habíamos olvidado de realizar nuestros prototipos. De este modo, y ahora por parejas, teníamos que diseñar un robot, ponerle nombre y explicar para qué servía.
Muy concentrados en su labor, se pusieron manos a la obra.
Aquí hubo menos problemas, entre dos nos entendemos mejor.
Y, poco a poco, dieron rienda suelta a su creatividad.
En otra sesión, cada pareja presentó su prototipo. Los demás les hacíamos preguntas, y veíamos las utilidades.
Nos expresamos en público.
Intentamos que nuestro mensaje se entienda.
Y nos sentamos reconfortados por el aplauso de nuestros amigos. En el pasillo podéis ver nuestra exposición de prototipos, son fantásticos.
Así queda resumido todo nuestro Proyecto.
Pero, ¿y nuestro premio? No os lo perdáis.
Os dejo el enlace con las demás entradas sobre el proyecto "Yo no soy un robot", en el que también hemos tratado "El Cuerpo", con el que continuamos.
¡Qué gran trabajo, Prado! Me ha encantado. Un biquiño.
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