Dentro de nuestras rutinas, la más "sagrada" y que no nos saltamos jamás es la de "despertar el cuerpo". Es un momento que nos encanta, porque lo relacionamos con diversión y movimiento. Trabajamos el ritmo, la coordinación, la lateralidad, la amistad, la imitación de movimientos, ampliamos vocabulario, aprendemos letras de las canciones... Contamos con un gran repertorio que vamos ampliando poco a poco. ¿Queréis conocer las últimas?
El divertido "baile de la fruta"
El movido "Tren de la Alegría"
O la genial, "Fofó era un payaso", que empezamos a hacerla por parejas y ahora la hacemos en grupo para coordinarnos todos.
Pues, ahora, a bailar con papá, mamá y los hermanos.
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