Ante la asombrosa aparición de ese espectacular huevo, pedimos ayuda a las familias. Algunas ayudaron investigar y a formular hipótesis. Según su apariencia y tamaño podría tratarse de un huevo de avestruz, según Sandra; a Daniel le parecía más un huevo de un Tiburón ballena; Silvia aportó un libro en el que salían bastantes animales ovíparos; Clara y Andrés también habían hablado en casa sobre el tema y tenían ideas que aportar.
Y un día, el huevo eclosionó... El problema fue que no estábamos en clase para verlo. Encontramos la ventana abierta, el cascarón roto y unas huellas que hacían descartar de un plumazo la hipótesis de Daniel... ¡¡no podía ser marino!!
Aquí, detrás de nuestras dos Calimeras, recogimos las ideas que iban comentando los niños.
Sea lo que sea, se nos ha escapado, y estamos bastante apenados.
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